La pareja de cigüeñas que llevaba dos o tres años nidificando en la torre de la calle Santa Fé de Madrid no lo ha hecho este año. Dado que el inicio de su nidifcación en este edificio coincidió, si mal no recuerdo, con el abandono del nido que había cerca de Lago, y que este año una pareja ha nidificado en la estación eléctrica que hay dentro de la Casa de Campo, en el inicio del camino junto al ferrocarril, cabe deducir que en realidad va cambiando de nido cada cierto número de ciclos reproductores.
La utilización de nidos alternativos por una misma pareja está descrita en numerosas especies de aves. Sobre todo, grandes rapaces. El objetivo es evitar los efectos de la proliferación de parásitos y enfermedades, que se ve potenciada por el uso continuado del nido, con el consiguiente aporte de deshechos fecales, restos de comida, y la presencia regular de pollos, objetivo prioritario de los parásitos.
Desconozco si lo es en el caso de las cigüeñas. No lo es, desde luego, en zonas de alta densidad de nidos, como puede ser la parte antigua de Cáceres, en la que la competencia por un emplazamiento seguro y de calidad es muy alta. Sin embargo, en una zona como el barrio de Casa de Campo, con mínima densidad, no existe, a priori, esa presión. Y las ventajas de evitr parásitos y enfermedades pueden ser superiores al coste energético de construir un nuevo nido.
¿Y por qué no volvieron simplemente al nido anterior? Tal vez porque el uso continuado que hacen de él las cotorras grises no permite que sea un lugar libre de parásitos. Pero esa, es otra historia.
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