Grajillas en una antena de Comandante Fortea |
Desde hace semanas observamos desde mi casa singulares batallas entre grajillas y urracas (Pica pica) para ocupar algunas antenas, árboles y tejados a nuestro alrededor. A última hora de la tarde las urracas ocupan el tejado de Comandante Fortea con Santa Comba y disfrutan su posición en exclusiva durante bastantes minutos. Puede que llegue a media hora. Incluso se las ve sobre antenas y altos chopos. Pero, ¡ay!, su gloria es efímera. Enormes bandos de grajillas llegan por todas partes, las desalojan de antenas y ramas y toman parte del tejado, acantonandose las urracas en zonas concretas. En las primeras observaciones de estos hechos ambas especies desplegaban más agresividad, sin llegar nunca a la agresión física directa. Más bien se traducía en revoloteos, graznar de ambos bandos y el juego de las grajillas cercando a urracas que quedaban solitarias. De un tiempo a esta parte cada especie ocupa su zona del tejado de forma automática. Podemos decir que han llegado a un nuevo equilibrio de fuerzas.
Urracas y grajillas tomando posiciones |
Claro que, con certeza, las grajillas se lo piensan dos veces antes de extender sus dominios a costa de las urracas. Ambas especies y los córvidos en general -familia a la que pertencen- se cuentan entre las aves más inteligentes y con comportamientos más complejos. Las grajillas, por ejemplo, tienen un sentido comunitario muy marcado. Defendiéndose colectivamente de otras especies e, incluso, cediéndose alimento entre adultos no emparejados. En cuanto a las urracas, hace un par de años la revista Quercus, decana de la divulgación ambiental en España, informaba sobre la conducta de una población de esta especie en Alcalá de Henares especializada en la caza de murciélagos. Los integrantes de la comunidad se apostan al atardecer en torno a las oquedades que ocupan sus presas y, de forma bien coordinada, los atacan según van saliendo. Es un comportamiento que no se había registrado hasta ahora entre las urracas.
Grajillas volando al atardecer |
Todavía queda mucho por descubrir y explicar sobre la conducta de los córvidos; un grupo de aves que, personalmente, me fascina. Otras especies de córvidos que podemos ver en nuestro entorno inmediato son la corneja negra (Corvus corone), el más escaso cuervo (Corvus corax), el bello rabilargo (Cyanopica cyanus) o el arrendajo (Garrulus glandarius). Es fácil ver alguna corneja en la Casa de Campo o el Pardo, o en el mismo casco urbano. Los rabilargos se observan en los encinares de El Pardo. Pero también es posible en la Casa de Campo, si no me engaño. El arrendajo gusta de arboledas algo espesas. Vive en algunos parques de Madrid y seguramente en los sotos con fresnos de la Casa de Campo. En cuanto al cuervo, un ave menos común de lo que se suele pensar, la verdad es que no recuerdo haber visto ninguno por aquí cerca, pero debería ser posible encontrarlo en El Pardo.